Bajo mi ciencia

Siento que me consientes mucho,
cada vez más rápido… respondes,
me cumples los caprichos de mi vida,
sin dejarme dudar de tu existencia,
antes tardabas años en conceder,
ahora mis lágrimas débiles te apresuran,
¡no me merezco la vida que me has dado!,
me miras a la cara y yo como soldado
resguardo mi arma y mi razón torturas,
tocas mi alma e inicias las conjeturas,
no me dejas ciencia ni opción
solo puedo atribuirlo a la ilusión
pero tú me abres las pupilas
examinas mis oídos y logras entrar
logras siempre hacerte escuchar
como fiel amigo, como fiel confidente,
seguiré amándote siempre
sin verte ni tocarte ni examinarte,
hoy guardo mi arma y te sigo,
sin tabúes ni reprimendas del orgullo,
sin alterar de mi vida los capullos,
no me importa nuestra ciencia,
cuando mi conciencia
te atribuye mi feliz existencia.

Ni las artes y las culturas,
las ciencias y las partituras,
los adiestrados y elocuentes,
ni las encuestas y las ataduras,
podrán detenerme en mis lágrimas
con reflejos de donde tú consagras,
haya por las alturas
aquí, cuando camino a la amargura.